DESNORTADOS

«Estamos desnortados», decía Vicente Cassanya en la presentación de su último libro de Astrología Mundial.

Ciertamente, vivimos tiempos inciertos y convulsos, sin saber dónde está el norte, a menudo lo buscamos en el sur, y así nos va.

He comprado dos mapas físicos, en formato póster, uno de España, el otro de Europa. 

Me he llevado los dos últimos que había en la librería, estaban en exposición y no van a ser repuestos, ya que, según me dijeron, están agotados. La gente ya no quiere papel.

Sin embargo, por analógica (o boomer, que cada uno tiene su parcela social, si la quiere ocupar) necesito disponer de una visión global, y eso sólo lo sé encontrar en un mapa, desplegado ante mis ojos, dispuesto sobre la mesa.

El mapa me permite diseñar itinerarios y sueños y evita que me pierda navegando en el marasmo de informaciones instantáneas, vídeos personales, opiniones y noticias, que de tan fugaces se me hacen esquivas y hasta absurdas.

Si me vivo como un territorio… ¿me será posible diseñar un mapa, en el que situar puntos cardinales y referencias personales, únicas, propias y útiles para no perderme?

Veamos si me sirve la Carta Astral como mapa de la psique. Lo cierto es que, aunque la conozco bien, necesito volver a desplegarla, una y otra vez, y sobre ella, hacerme las mismas preguntas acerca del misterio; ¿para qué estoy aquí? ¿para qué la naturaleza, con su inmensa sabiduría, ha querido que alguien con mi energía, y no otra, encarne en este tiempo, en este contexto y en este cuerpo?

Son las mismas preguntas que se van llenando de matices y cuyas respuestas son cada vez menos relevantes. Lo que importa son las preguntas y, sobre todo, para qué formulo estas estas preguntas y no otras, en este momento y no en otro…

Las preguntas generan hipótesis que contienen señales, indicaciones, mojones, referencias que constituyen el recorrido de cualquier camino, si no estoy atenta a ellas, me pierdo.

En el mapa astral hay un espacio superior llamado medio cielo. Es el lugar más elevado, el más visible. Por eso constituye el área de la profesión, del legado que vamos a dejar en este mundo, del lugar más alto que vamos a escalar. Allí se alojan también las expectativas de mamá y papá, los anhelos de aquellos que alimentaron nuestra existencia a la par que sus sueños. Es el sur.

Si instalada en el sur, me olvido el norte… ¡Ay! ¡las polarizaciones, origen de todos los problemas!

Opuesto al sur está el norte o fondo del cielo. El lugar más oscuro, oculto y profundo de la psique. Allí se alojan los recuerdos, la herencia de mis ancestros, mi casa y mis refugios, las emociones más profundas y mis ahorros. En el norte está el espacio en el que me reconstruyo, descanso, me recupero y me visto del personaje que me permite hacer frente al mundo. Allí está mi norte, en la noche. Sin un buen descanso, alimento, refugio y abrazo ¿cómo sabría ir a ninguna parte?

Y como el sol, salgo al mundo por el este, el ascendente. Allí vivo al personaje, impuesto, al que aprendo a representar para ser eficaz y eficiente en el camino. La imagen que proyecto, la forma en que me muevo y me presento, la forma en la que inicio la acción y el entorno al que debo adaptarme, ¡allí tengo a un planeta que no está cómodo en el signo…Primer desafío! ¡Por si nacer no fuera suficiente!…

Y en el oeste, el descendente, me encuentro con el otro, el que me hace de espejo, mi amiga, mi pareja, mi socio, mi enemigo conocido. Es el lugar en el que proyecto emociones indigestas, es a quien culpo de todo y quien me informa cuando he perdido el camino, a veces dolorosamente, ¡claro!

Y pienso en aquellos navegantes mitológicos que, conscientes del norte,  sabían encontrar los otros puntos cardinales, siguiendo la luz de las estrellas…

Y me digo: «Viajera: tú sabes dónde está tu norte; y sabes que tu norte va contigo, allí donde vayas, allá donde estes… el norte se encuentra con sólo mirar en la luz de las estrellas»

Núria Coral

Octubre 2024

(texto original sin intervención de IA)